jueves, 25 de abril de 2019

Semana Santa 2019, “la puntilla para el PP”


Imagen de malagahoy.es

La recién concluida Semana Santa probablemente ha supuesto “la puntilla” que termine por finiquitar los 24 años de gobierno del PP en el ayuntamiento de Málaga.

El cambio en el recorrido oficial y las molestias ocasionadas por las inconclusas obras de peatonalización de la Alameda, que el alcalde se empeñó en iniciar con prisas e intención electoralista para presentarlas antes de las próximas municipales. A sabiendas de que afectaría gravemente a la Semana Santa.

A la intención de eliminar la emblemática “tribuna de los pobres”, le ha seguido el desastre organizativo, según la mayoría de cofrades, del nuevo recorrido oficial.

Pero lo peor, sin duda, ha sido la privatización de un evento popular para convertirlo en un espectáculo de pago, con los mejores lugares para ver las procesiones restringidos a quienes pagan una silla, y el resto obligados a presenciarlas agolpados tras las vallas y bajo vigilancia. Incluso entre los abonados ha habido protestas por perjuicios en los cambios de ubicación y la ausencia de luz. Mientras, la tribuna oficial, con centenares de sillas reservadas por protocolo, estaba casi siempre vacía.

El caos por la privatización del espacio público en el centro de la ciudad durante todo el año, ha quedado patente y expuesto a todo el mundo en estos días, con calles intransitables por la ocupación desmesurada por parte de las terrazas de los negocios hosteleros.

Y por si esto fuera poco, la falta de efectivos de policía local, denunciada por sus representantes sindicales, ha ocasionado problemas de seguridad pública y vial, como calles de recorrido procesional abiertas al tráfico o el macro aparcamiento en el cauce del Guadalmedina.

La Semana Santa de Málaga necesita del pueblo, y el pueblo necesita otro gobierno municipal que no privatice ni acabe con sus tradiciones.

(Publicado en mi columna "El ala izquierda de la casona" del diario Viva Málaga, el lunes 22 de abril de 2019)

En defensa del pequeño comercio tradicional malagueño


El PP en el Ayuntamiento de Málaga ha contribuido a la destrucción del pequeño comercio. Urgen medidas de apoyo al pequeño comercio tradicional malagueño, y una moratoria a la apertura de nuevas grandes superficies en la ciudad


Tradicionalmente, en las ciudades mediterráneas como la nuestra, los pequeños comercios de proximidad, distribuidos por toda la trama urbana, han satisfecho las necesidades vitales de la ciudadanía, cumpliendo una función económica, social, urbanística e incluso cultural.

Sin embargo, en los últimos tiempos el sector del comercio ha experimentado una profunda transformación, que en Málaga es especialmente notoria.  La proliferación de grandes superficies comerciales, mayormente en zonas periféricas, y comercios franquicias en el centro, han arrasado con el pequeño comercio familiar y especializado y de barrio, forzando una modificación de los hábitos sociales y de consumo.

El comercio tradicional está desapareciendo en Málaga. Cada vez es más difícil hallar un comercio autóctono entre tanta franquicia, bares de copas idénticos, tabernas franquicia y bazares. El número de comercios tradicionales que cierran en Málaga crece a pasos agigantados: la tienda de disfraces Gato Negro, la de deportes Zulaica, o Cartonajes Álamos son algunos de los últimos ejemplos de comercios tradicionales que han cerrado.

Las políticas municipales del PP no son ajenas a esta situación, y no sólo no han apoyado al pequeño comercio, sino que han agravado su situación.

El monocultivo de la hostelería en el centro, y la subida del alquiler de los locales, está expulsando al pequeño comercio al igual que a los vecinos y vecinas. Los fondos de inversión han puesto el foco en la adquisición de locales comerciales en zonas turísticas por su elevada rentabilidad. A más demanda el precio sube, y para los pequeños comercios se hace prácticamente inviable pagar el alquiler. Lo que unido al fin del período transitorio de liberalización de los alquileres de renta antigua está sepultando a muchos comercios históricos.

La burbuja del turismo “low cost” en nuestra ciudad, fomentada por el gobierno municipal del PP, ha perjudicado también al pequeño comercio tradicional. No hace tantos años, el centro histórico era un hervidero de gente a todas horas por su continúa actividad comercial, ahora es un desierto vacío fuera de los horarios de apertura de los establecimientos de restauración y bares de copas.

Por otra parte, la propuesta municipal de extender la Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT), y con ella la libertad de horarios a todo el término municipal y gran parte de año, ha perjudicado al pequeño comercio en beneficio de las grandes superficies comerciales, ya que los pequeños comercios, que ya tienen en la práctica libertad de horarios, son incapaces de competir con las grandes superficies, que se valen de la precarización de las condiciones laborales y jornadas interminables. Y es falso el argumento de que la liberalización de horarios crea empleo. Es más, se ha comprobado lo contrario. Por cada contrato (precario y con bajo salario) que se crea en una gran superficie, se destruyen tres (estables y dignos) en el pequeño comercio tradicional.

Además, casi todos los convenios y planes urbanísticos pendientes prevén grandes superficies comerciales: en Repsol dos grandes centros comerciales; en el rascacielos del puerto una enorme superficie comercial; en La Térmica y Martiricos, sendos centros comerciales; y zócalos comerciales en la antigua Flex y Málaga Wagen.

Es una situación muy preocupante porque el encanto del negocio tradicional se está perdiendo, lo que redunda en la uniformización y en la perdida de las señas de identidad de nuestra ciudad mediterránea y nuestro patrimonio inmaterial.

Urge un Plan de Choque municipal con medidas de apoyo al pequeño comercio, y una moratoria en la implantación de nuevas grandes superficies en Málaga, que instaure cierto equilibrio, defienda el empleo que genera y su papel en la configuración de nuestros barrios y de los hábitos de consumo responsable.

(Publicado en mi columna "Contra viento y marea", de la www.revistaelobservador.com, el 25 de abril de 2019)



miércoles, 17 de abril de 2019

SALVEMOS LA ALCAZABA



El conjunto monumental Alcazaba-Gibralfaro es quizás el mejor ejemplo del desprecio y el abandono del gobierno municipal del PP hacia nuestro patrimonio histórico.

A pesar de ser, con diferencia, el monumento más visitado de la ciudad con más de 700.000 visitantes anuales, el ayuntamiento, de quien depende íntegramente su gestión, no ha invertido en su conservación ni una ínfima parte del mucho dinero que ingresa por entradas. Sólo se han realizado pequeñas inversiones con fondos europeos y estatales en la muralla y en los espacios adyacentes, y con fondos autonómicos en el entorno del monumento y el teatro romano.

El resultado es que la Alcazaba se nos cae de puro abandono y desidia municipal.

Tras 24 años de gobierno municipal del PP, Málaga vive de espaldas a sus grandes monumentos artísticos, aquellos que marcan sus señas de identidad y que hoy día, siglos después, nos darían un gran impulso como ciudad cultural.

La Alcazaba-Gibralfaro no cuenta con un plan director ni con un órgano para su gestión. Tampoco existe ningún capítulo presupuestario específico y todo el dinero recaudado a través de las entradas van a la caja común municipal.

Para cambiar esta situación, desde Adelante Málaga, la confluencia municipal que en Málaga integramos IU y Podemos, proponemos un circuito cultural que conecte la Alcazaba y Gibralfaro con el Teatro Romano y el Museo de Bellas Artes y Arqueológico de La Aduana; así como un plan director que contemple un plan cuatrienal de inversiones para su rehabilitación y mantenimiento, y para continuar las excavaciones que hagan visitable más partes del monumento (actualmente menos del 50% es visitable), y para la recuperación de la coracha terrestre, el pasillo amurallado que conecta directamente la Alcazaba y el castillo de Gibralfaro.

También proponemos potenciar los jardines históricos de Puerta Oscura, rehabilitando la antigua biblioteca como centro de interpretación para recuperar la memoria de la antigua barriada de La Coracha.


(Publicado en mi columna "El ala izquierda de la casona", del diario Viva Málaga, el lunes 15 de abril de 2019)
Imagen de La Opinión de Málaga

miércoles, 10 de abril de 2019

En defensa del taxi malagueño



El taxi, además de un servicio público, es un medio de vida para muchas familias malagueñas que pagan aquí sus impuestos. En concreto, en Málaga ciudad hay actualmente 1.435 licencias de taxi.

Con la excusa de la “liberalización”, las multinacionales de las VTCs están desregulando el sector y enriqueciéndose a costa de los taxistas y de sus propios trabajadores, a quienes explotan con jornadas extenuantes y sueldos de miseria.   

En Málaga hay ya un vehículo VTC por cada dos taxis, y en Semana Santa y verano, al desplazarse a nuestra ciudad decenas de VTCs, casi una VTC por cada taxi. Muy lejos de la proporción establecida por la normativa, y avalada por el Tribunal Supremo, de una VTC por cada 30 taxis.

El taxi y los VTCs han convivido durante muchos años, hasta que las multinacionales de VTCs han invadido el espacio del taxi haciendo que sus vehículos vayan “a la caza de clientes” por las calles o a estaciones de buses, trenes o aeropuerto, cuando legalmente las VTCs sólo pueden prestar el servicio previa contratación y partiendo desde su base. El Ayuntamiento, a través de la Policía Local, debe vigilar que se cumple la ley y sancionar las infracciones.

Recientemente, la propuesta de Adelante Andalucía para regular las VTCs en Andalucía y defender al taxi fue rechazada en el Parlamento Andaluz por los votos contrarios del PP, Cs y Vox. Irónico que quienes presumen de defender España, favorezcan a multinacionales que tributan en paraísos fiscales y empobrezcan a miles de autónomos que pagan aquí sus impuestos.

Los taxistas no aguantan más tanta injusticia e ilegalidades y advierten de nuevas movilizaciones si las administraciones no toman medidas. Nadie quiere que esta Semana Santa se vea afectada por un conflicto en el sector. Sólo el gobierno municipal y el gobierno andaluz pueden evitarlo garantizando que las VTCs cumplan las normas laborales y de transporte.

(Publicado en mi columna "El ala izquierda de la casona", del diario Viva Málaga, el lunes 8 de abril de 2019)

lunes, 1 de abril de 2019

R.I.P. La Mundial



Ayer fue demolido el Palacio de los Condes de Benahavís, más conocido con “La Mundial”. Como más de 300 edificios históricos demolidos durante los gobiernos municipales del PP, ya es sólo un recuerdo del pasado.

Y ello pese una década de lucha por su conservación por parte de las asociaciones defensoras del patrimonio.

Pese a varias mociones de IU-Málaga para la Gente, aprobadas por el Pleno municipal, para resolver el convenio urbanístico por incumplimiento del promotor (febrero, julio y diciembre de 2016), para pedir su declaración como BIC (julio de 2018), y para exigir su inclusión en el catálogo de edificios protegidos del PEPRI centro y evitar su demolición (febrero 2019).

Málaga pierde no sólo un bello palacete muestra de la arquitectura residencial burguesa decimonónica, proyectado por Eduardo Strachan, autor de la calle Larios, sino también un trozo de nuestra Historia, pues el edificio fue sede del Gobierno Civil. 

El PSOE en el ayuntamiento achaca la responsabilidad de su desaparición al gobierno municipal del PP, mientras éste acusa al gobierno andaluz del PSOE. Ambos llevan razón.

El gobierno municipal del PP planificó y ha sido el autor material del crimen: acordó el convenio urbanístico que preveía la demolición del edificio, tramitó su desprotección, y aprobó el Proyecto de urbanización y la licencia de obras y demolición a pesar del incumplimiento reiterado de la promotora.

El gobierno andaluz del PSOE ha sido el cooperador necesario: aprobó desprotección del edificio, y otorgó la autorización sin la cual no se hubiera podido otorgar la licencia de demolición.

En los últimos meses, Cs ha apoyado también la demolición de La Mundial.

La Mundial se había convertido en un símbolo de la defensa de nuestro mermado patrimonio arquitectónico, que unía a votantes de todos los partidos. Los culpables de su demolición sufrirán en las urnas el castigo de muchos de sus votantes.

(*Publicado en mi columna "El ala izquierda de la casona", del diario Viva Málaga, el lunes 1 de abril de 2019)