sábado, 16 de febrero de 2019

De la Torre debe dimitir



A poco más de tres meses de las próximas elecciones municipales, un terremoto sacude el gobierno municipal del PP en el Ayuntamiento de Málaga, poniendo contra las cuerdas a Francisco De la Torre quizás por primera vez en sus casi veinte años de alcalde.

Las consecuencias políticas de la apertura de la investigación judicial sobre el gobierno municipal de De la Torre son de gran alcance, pues obliga a los socios de investidura de De la Torre a retirarle su apoyo en el tramo final de este mandato corporativo, si éste no cesa a los concejales y el gerente investigados judicialmente.

El Pleno de nuestra ciudad celebrado el pasado 6 de febrero aprobó las mociones de nuestro grupo, Málaga para la Gente, grupo socialista y Ciudadanos, y acordó exigir a De la Torre el cese inmediato de sus concejales, Porras y Pomares, y al coordinador-gerente de urbanismo, Cardador, en cuanto el Juzgado de Instrucción abriera Diligencias Previas adquiriendo los denunciados la condición de investigados. También aprobó nuestra propuesta de reprobar a De la Torre, pues siendo conocedor de todo lo que estaba pasando permitió que se apartara de sus funciones a servidores públicos que querían ejercer su función con sujeción a la ley y que denunciaron las injerencias políticas.

En marzo de 2018, el Pleno de la ciudad aprobó nuestra propuesta de constituir una Comisión de Investigación sobre los más de 7.000 expedientes sancionadores urbanísticos sin tramitar. En ella se conocieron gravísimas injerencias del concejal y del gerente de Urbanismo y de la concejala del distrito 6 en la labor de inspección y sanción de infracciones urbanísticas por los empleados públicos. Por ello, presentamos denuncia ante la Fiscalía.

A resultas de nuestra denuncia, entre otras, y de los documentos y testimonios conocidos en la Comisión de Investigación, la Fiscalía denunció al concejal de urbanismo, Francisco Pomares, a la concejala del distrito 6, Teresa Porras, y al coordinador-gerente de Urbanismo, José Cardador, por delitos tráfico de influencias, prevaricación, falsedad en documento oficial y malversación de caudales públicos. Y el Juzgado de Instrucción número ocho de la capital no ha tardado en abrir Diligencias Previas para investigar estos gravísimos delitos, y los ha citado a declarar en condición de investigados.

El acuerdo de investidura firmado por De la Torre con el grupo Ciudadanos decía textualmente: “Separar de inmediato de cualquier cargo público a imputados (ahora investigados) por corrupción política hasta la resolución del completa del procedimiento judicial”.

Los grupos de la oposición hemos solicitado la celebración de Pleno extraordinario, que el alcalde deberá convocar en quince días, para pedir a los ediles y al gerente investigados que dimitan como concejales o, si no lo hacen exigir al alcalde que los cese de sus funciones de gobierno. 

Sin embargo, De la Torre insiste en defenderlos escudándose en que los asiste el principio de “presunción de inocencia”.

Pretende confundir a la ciudadanía, ocultando que las responsabilidades políticas van más allá de las penales. Independientemente de que el órgano judicial determine en su momento la existencia o no de responsabilidad penal, operando plenamente la presunción de inocencia, no debe consentirse que personas investigadas por tan graves delitos puedan seguir ejerciendo responsabilidades públicas.

Incumple su palabra y su acuerdo firmado con sus socios de investidura, lo que no es nuevo en su trayectoria política en la que ha dado muestras repetidamente que tiene menos palabra que un telegrama.

Olvida, además, que él mismo exigió en el año 2003, justo antes de las elecciones municipales, pidió insistente y vehementemente la dimisión de sus cargos del delegado de Obras Públicas, Enrique Salvo, y de la gerente del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, Ana Gómez, cuando fueron denunciados y sin esperar que fueran llamados a declarar. Ahora dice todo lo contrario…

Al no cesarlos, los está respaldando, por lo que exigiremos a De la Torre que dimita y acabe con la lamentable imagen que está ofreciendo: incumplidor de su palabra, incoherente y carente de ética política.



(Publicado en mi columna "Contra viento y marea", de la revistaelobservador.com)


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