viernes, 13 de noviembre de 2015

Verdades y mentiras sobre LIMASA

La gestión del servicio de la limpieza en Málaga, se ha convertido en el tema central de la actualidad municipal. Y no es de extrañar, diversos factores contribuyen a ello.
En primer lugar, la proximidad del fin del contrato del servicio de limpieza con LIMASA III (abril de 2017), ha reavivado el debate sobre el modelo de gestión.
Además, el precio anual de la limpieza en Málaga es de los más caros de España (74€/habitante), tan sólo por detrás de Barcelona (107 €/habitante), Madrid (78 €/habitante) y la ciudad vizcaína de Getxo (84 €/habitante), según un estudio de la OCU de abril de 2015 sobre las 60 ciudades, capitales de provincia y grandes municipios, de España (*). Comparada con otras ciudades de similar tamaño, contrasta con los 61 euros por habitante en Sevilla, los 58 de Zaragoza, o los  36 de Valencia.
Pero lo más llamativo, es que en el ranking de valoración por la ciudadanía, Málaga ocupa el puesto 52º de los 60 municipios encuestados. Es decir, el descontento ciudadano sobre el estado de la limpieza en Málaga, sobre todo en los barrios, es de los más altos de España.
En resumen, tenemos una de las ciudades más sucias de España y con uno de los servicios de limpieza más caros para sus habitantes.
El alcalde Francisco de la Torre, lejos de reconocer esta realidad, echa mano de distintas excusas. La más peregrina es la del clima de la ciudad: “como llueve menos, nuestras calles están más sucias”. Argumento absurdo que, de ser cierto, sería aplicable a otras muchas ciudades (como Cádiz, Córdoba, Las Palmas, Sevilla, Granada o Murcia) en las que lloviendo igual o menos que en Málaga, están más limpias.
Otra de las excusas del alcalde es el incivismo. Es cierto que el civismo en Málaga es muy mejorable, pero no es ni la única, ni la principal explicación de la deficiente y carísima limpieza. Hay un elemento mucho más relevante para explicar cómo una de las ciudades con la limpieza más cara de España, es una de las ciudades más sucias.

Hagamos un poco de historia. En 2001, tras quedar desierto el concurso para elegir los socios privados de LIMASA, el Alcalde instó a los concursantes FCC, URBASER y SANDO a constituir una UTE a la que adjudicó directamente el servicio, con el 51% de las acciones. En 2003 se firmó un nuevo acuerdo que garantizaba a los socios privados unos beneficios no inferiores al 2% de la cifra de negocios. No extraña que este contrato fuese denominado su día como “el contrato del siglo”. Y es que, fuera cual fuera la gestión empresarial y los resultados, los socios privados aseguraban sus beneficios millonarios. Por supuesto, si se sobrepasaba ese porcentaje de beneficios, no había contraprestación alguna al Ayuntamiento. A estas cantidades había que añadir las obtenidas en concepto de “Asistencia Técnica”, “Costes de estructura”, y “Costes Financieros”, conceptos que suponían beneficios encubiertos. Esto ha supuesto para FCC, SANDO y UBASER unos beneficios de más de 50 millones de euros en los últimos diez años (según datos extraídos de las memorias anuales de LIMASA).

Es falso el argumento del PP de que la causa del alto precio de la limpieza sean los “altos” salarios de la plantilla. Los salarios brutos medios de la plantilla de LIMASA están más bien a la cola de las empresas municipales en Málaga, según datos extraídos del Presupuesto municipal de 2015. 

La principal razón de esta situación, además de la irresponsable gestión y la falta de control del equipo de gobierno del PP, es un modelo de gestión del servicio ruinoso, en el que los beneficios de los privados vampirizan las arcas municipales.

Desde IZQUIERDA UNIDA siempre defendimos la municipalización del servicio de limpieza para hacerlo más barato y eficiente. Un informe interno de 2012 de la propia LIMASA fijaba un ahorro de hasta 47 millones de euros en cinco años si se municipalizara la empresa: más de 9 millones anuales, gracias a la eliminación del IVA, del coste de los alquileres y de los beneficios privados. Con más de nueve millones de euros anuales podría rebajarse el coste de limpieza, aumentar y mejorar sensiblemente los medios técnicos, y contratar más personal (fijo y eventual) para tener una ciudad más limpia, sobre todo en los barrios.

El grupo municipal de Málaga para la gente lo hemos vuelto a plantear en el Pleno municipal de 29 de octubre pasado. Y el PP lo ha vuelto a rechazar, pareciera que menos preocupado por la limpieza de la ciudad y el bolsillo de la ciudadanía, que por no contrariar a SANDO, FCC y URBASER, empresas que, por cierto, aparecen en los papeles de Bárcenas como presuntos donantes del Partido Popular.

*Informe Estudio OCU sobre limpieza urbana (27 abril de 2015): http://www.ocu.org/consumo-familia/nc/informe/estudio-de-limpieza-urbana-2015

(Artículo publicado en La Tribuna del diario SUR, el viernes 13 de noviembre de 2015)

Fdo. Eduardo Zorrilla Díaz
Portavoz del grupo municipal de Málaga para la gente

domingo, 8 de noviembre de 2015

Ni puertas giratorias, ni meros tecnócratas


La elección/renovación de los gerentes de las empresas municipales se ha convertido en uno de los asuntos más controvertidos de la actualidad municipal en Málaga. El pacto de investidura suscrito por PP y Cs preveía la elección por concurso de los gerentes que hubiesen de renovarse. Una propuesta defendida también por Málaga Ahora y PSOE, que no aplica en ningún municipio que gobierna.

Sin embargo, el alcalde Francisco de la Torre, sigue actuando unilateralmente como si tuviese aún mayoría absoluta, soliviantando a sus socios de investidura de Ciudadanos que, de forma errática, mantienen en unos casos una oposición frontal y en otros permiten que salgan adelante las propuestas del PP.

Es evidente que hay que evitar que las empresas municipales sigan sirviendo para la recolocación de ex concejales sin la solvencia profesional necesaria. Esto no significa que un ex concejal no pueda ser gerente, pero no puede ser ése el único mérito para  dirigir una empresa municipal que gestiona un servicio público, a veces esencial.     

Pero el gerente en cualquier empresa pública no es un mero gestor, es un puesto político que desarrolla una línea de gestión política con unos objetivos u otros. Pongamos como ejemplo la empresa municipal de aguas de cualquier municipio, que tiene por objeto un servicio tan esencial como es el agua. Podría ocurrir que el ejecutivo con más experiencia y mejor curriculum en el sector tuviese una concepción del agua como mera mercancía y puro negocio, concepción diametralmente opuesta a la del agua como Derecho Humano, bien natural y social.   

Por ello, desde el grupo municipal Málaga para la gente hemos propuesto que el nombramiento de los gerentes se haga mediante convocatoria pública con requisitos mínimos de capacitación profesional, y que se elija la persona idónea, de entre los aspirantes con solvencia acreditada, mediante el consenso o mayoría amplia de los grupos. Se evitarían así las recolocaciones “a dedo” de ex cargos políticos sin capacidad ni experiencia profesional, y se aseguraría una línea de gestión con unos objetivos consensuados de interés general.

* Publicado en el diario "viva málaga" el lunes 9 de noviembre de 2015.