Antonio
Romero se recupera de una complicada y exitosa intervención quirúrgica, lo que
nos llena de felicidad a sus compañeros de partido y de IU, y también a
muchísima gente que lo quiere, lo admira y lo valora enormemente.
Porque
Antonio ha sido, y es, uno de los activos más importantes y queridos del PCE y
de IU por toda una vida dedicada abnegadamente a luchar por la democracia, la
igualdad y la defensa de las personas más desfavorecidas.
Natural
de Humilladero, y de origen jornalero, comenzó a trabajar a los catorce años. Muy
joven, y en plena dictadura franquista, comenzó a militar en el PCE. Aún en la
clandestinidad, participó en la creación de las Comisiones Obreras del Campo de
las que fue Secretario General. En 1978 se convirtió en el miembro más joven
del Comité Central del PCE.
Autodidacta,
siempre demostró una gran inteligencia política, un incomparable olfato para
detectar las injusticias, una incansable capacidad de trabajo y un don innato
para comunicar con la gente. Y siempre con un finísimo sentido del humor.
Fue parlamentario andaluz, senador y diputado
en el Congreso, y siempre destacó por su denuncia contundente y valiente de las
tramas de corrupción y “las cloacas del Estado”, y por su defensa infatigable de
las clases populares. Y no fue alcalde de Málaga porque el Señor X de los GAL
lo vetó e impuso a los concejales del PSOE que dejasen gobernar al PP.
Pero sobre todo, Antonio ha sido siempre un
referente de la izquierda española y ejemplo para varias generaciones de dirigentes
y militantes del PCE y de IU.
Parafraseando el poema de Bertold Brecht,
Antonio es uno de “los imprescindibles”, de “los que luchan todos los días”,
toda una vida.
Que tiemblen los corruptos y los poderosos, porque
en su primer mensaje tras la operación, Antonio “amenaza” con seguir luchando
muchos años.
* Publicado en la columna "El ala izquierda de la Casona", del diario Viva Málaga, el lunes 27 de noviembre 2017