El discurso oficial al que nos tienen acostumbrados
el alcalde y el PP de Málaga, nos describe una imagen idealizada de la ciudad,
la Smart City, una de las más
inteligentes de España, y referente internacional en innovación del
conocimiento, cultura, nuevas tecnologías, y sostenibilidad. Y con un
Ayuntamiento, aseguran, que es hoy líder en transparencia, políticas sociales y
servicios públicos de calidad.
“Nunca la ciudad ha tenido tan importantes espacios reservados
para uso cultural”, decía el alcalde
en el último Debate sobre el estado de la Ciudad, añadiendo que “la lista de proyectos supera la capacidad
de los edificios”, algo que resulta sorprendente, dada la lista de
edificios municipales, destinados a un uso cultural, vacíos y sin proyecto
definido (Tabacalera, Astoria-Victoria, la antigua prisión, el “cubo” del muelle 1, entre otros
ejemplos).
También entonces presumía el Alcalde de “una red de museos como pocos ayuntamientos
tienen en España y una atractiva oferta cultural”, poniendo como ejemplos
el CAC, el Thysen, o el Festival de Málaga de Cine.
Sin embargo, este relato oficial dibuja un paisaje
idealizado y ajeno a la realidad, a la dura realidad de los barrios, de las
personas que sufren, de los de abajo, de la inmensa mayoría.
Una dura y dramática realidad de una ciudad en la que
el paro alcanza ya a más de 81.000
personas, con una cuarta parte de la
población, en algunas zonas más, está
en situación de pobreza, siendo los menores y las mujeres los colectivos
más castigados. Las políticas de austeridad están devolviendo funciones de
la administración a las familias, fundamentalmente a las mujeres, y el
incumplimiento por el alcalde de promesas electorales tales como guarderías,
centros de mayores y pisos tutelados, empeora la situación de las mujeres de
esta ciudad.
Desgraciadamente, si hay algo en lo que Málaga es hoy referente español y europeo es en
desigualdad, que es superior a la media española y europea y que sigue
aumentando (el 10 % de las personas más ricas acaparan el 23% de la riqueza,
mientras que el 20% más pobre apenas posee el 7 % de la riqueza de la ciudad).
El discurso oficial del PP y del alcalde silencia el
drama de los 1.500 desahucios ejecutados
en Málaga en 2012, mientras menos de mil personas y entidades son propietarias de
más de 50 mil inmuebles.
También calla la
“historia oficial” la grave situación de emergencia alimentaria que padece
Málaga, con miles de personas dependientes para su alimentación diaria del
reparto que realizan, con grandes dificultades, decenas de organizaciones
voluntarias.
Esta situación de grave emergencia social que se vive en Málaga viene
provocada por las políticas neoliberales de este gobierno y de los anteriores,
pero el gobierno municipal, con el alcalde a la cabeza, también es responsable,
no solo porque sustenta la mayoría parlamentaria que aprueba medidas
antisociales, sino porque en
Democracia la cuestión central es para quién se gobierna, y el alcalde y el PP no gobiernan para la
mayoría de la ciudadanía.
Muestra de ello es la privatización
de espacios y equipamientos públicos que empobrece a la mayoría, sobre todo a quienes no tienen medios para usar
los servicios y equipamientos privados.
Ocurre igual con los Convenios Urbanísticos firmados al amparo del PGOU sobre terrenos
anteriormente industriales (Repsol, Martiricos, Térmica), que el crecimiento
natural de la ciudad permitía, como en otras muchas ciudades, ganar para
equipamientos públicos y zonas verdes en distritos muy carentes, y que fueron
recalificados para uso residencial con el consiguiente “pelotazo” de las
promotoras. Hoy que la crisis económica ha parado lo que el sentido común no
pudo parar, los titulares de los terrenos, como Nova Caixa Banco (entidad destacada
en los desahucios, en la estafa de las participaciones preferentes, en las
ayudas públicas millonarias, y en las indemnizaciones millonarias a sus
ejecutivos), alegan que las condiciones económicas han cambiado. Y el gobierno
municipal les permite pagar con parte de la edificabilidad que ya se le otorgó
a cambio de dinero: Un auténtico
pelotazo sobre el pelotazo.
Y mientras la ciudadanía reclama cada vez más
participación y transparencia, el PP liquida, silenciosamente, uno de los
tímidos y aún precarios espacios de participación
ciudadana, los presupuestos municipales participativos, sustituyéndolos por
consejos sectoriales meramente consultivos y que casi no
reúnen.
Y qué decir de la política cultural de la que tanto presumen: más de cinco millones de euros anuales nos cuestan el
Museo Thyssen y el CAC, un museo bajo una gestión privada opaca, ineficaz, y
ajeno a las experiencias creadoras locales. Y se priorizan proyectos faraónicos sobre
las necesidades culturales de la gente y los barrios: Solo con el dinero malgastado en Art Natura se podría multiplicar por
12 el presupuesto de actividades culturales, o por 15 el de las bibliotecas
municipales.
Por no hablar de cuestiones como movilidad sostenible o zonas verdes, donde
seguimos a la cola de Europa y de España.
La gran novela de Dickens “Historia
de dos ciudades” se ambienta en París y Londres durante los años de la
Revolución Francesa. Escuchando el discurso triunfalista del Alcalde sobre la
ciudad, y comparándolo con la dramática realidad, pueden parecer dos ciudades
distintas, aunque más bien se trata de dos
historias de una ciudad, Málaga, en
este caso una historia de fantasía y otra historia crudamente real.
Eduardo, es loable todo tu comentarios sobre nuestra ciudad hay ciento de cosas aparcadas, proyectos que, solo se ha quedado en eso, y una situación ciudadana insostenible, en todos los aspectos.espero por el bien de Málaga y sus ciudadanos que cambien las cosas pronto. Gracias
ResponderEliminarCómo dices son dos historias y, la del señor de la Torre es también real. Consiguen éxitos en la consecución de sus intereses y visión de la ciudad, para el PP la realidad macro, grandilocuente, que persigue la puesta en marcha de un espacio (Málaga)cómo negocio para los grandes capitales: sean multinacionales extranjeras o españolas, grandes corporaciones turísticas, financieras, promotoras inmobiliarias... .
ResponderEliminarPara ello necesitan de su escaparate macro, dirigiendo Málaga como mercancia y no como ciudad para convivir dignamente.
Por ello olvidan, no ven la realidad de la mayoría de malagueñ@s, no entran en su visión, en su mirada de Málaga no existen como ciudadan@s sino como stock de mercancias: sustituibles, mejorables, desechables.
Por ello, el paro, los desahucios, suicidios, la busqueda en cubos de basura, los abuel@s alimentando con sus pensiones a la familia, no forman parte de su mirada, ni de sus discursos, ni de sus políticas, mientras derrochan millones de € en el fasto publicitario vociferando la venta de Málaga-Mercancia.
Dónde esta la prioridad presupuestaria en políticas activas de empleo, en prestación de servicio sociales, en apoyo a las necesidades ciudadanas en las barriadas... .
Eduardo, reconforta ver como gentes como tú trabajan por una Málaga para la convivencia, digna y que abarcan a tod@s l@s ciudadan@s. Málaga para trabajar, disfrutar, crear, descansar, crecer, vivir y convivir. Málaga espacio vital.
Un abrazo Eduardo, hermano.