El pasado viernes, el Alcalde y
la plantilla de LIMASA, alcanzaron un acuerdo para poner fin a la huelga de la
limpieza. Es imprescindible conocer los antecedentes.
En diciembre de 2013, tras
aplicar un recorte presupuestario íntegramente sobre la plantilla, se alcanzó
un acuerdo por el que los trabajadores renunciaron, temporalmente hasta
diciembre de 2015, a derechos reconocidos en el Convenio vigente de 2010.
Sin embargo, al acercarse la
caducidad del acuerdo, el Alcalde, en lugar de negociar la vuelta gradual al
convenio, emprendió una estrategia irresponsable para imponer como “convenio” el
acuerdo temporal de 2013. Esta pretensión fue desestimada por la Justicia, que
dictaminó que ese acuerdo no tenía carácter de convenio. De fondo, el fin
próximo del contrato vigente de LIMASA III (abril de 2017), y la pretensión del
PP de privatizar totalmente la empresa con condiciones laborales más ventajosas
para la empresa que venga.
A pesar de ello, el Alcalde
siguió negándose a la negociación. La apertura de casi mil expedientes
sancionadores a trabajadores y trabajadoras de LIMASA no hizo sino aumentar la
tensión y romper vías de diálogo. A la plantilla no le dejaba otra vía que una
huelga muy impopular. La irresponsable estrategia del Alcalde era enfrentarlos con
la ciudadanía, incluyendo una concentración contra los trabajadores promovida
desde instancias municipales. La contratación ilegal durante la huelga de una
empresa externa para recoger la basura, fue como “echar gasolina al fuego”.
Finalmente, el acuerdo alcanzado
en la madrugada del viernes supone, básicamente, la recuperación gradual por la
plantilla de los derechos reconocidos en el convenio vigente de 2010.
Han hecho falta once días de una
huelga muy perjudicial para la ciudadanía, y para la imagen de la ciudad, para
llegar al punto que se hubiese alcanzado en diciembre si el Alcalde hubiese
apostado por la negociación, y no por la provocación y la irresponsabilidad.
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