domingo, 9 de febrero de 2014

De la Torre y Gallardón: dos hombres y un destino


Siempre he pensado que tanto Alberto Ruiz-Gallardón, el actual ministro de Justicia, como Francisco De la Torre, el alcalde de Málaga, comparten la misteriosa habilidad de pasar  para mucha gente por “moderados” o incluso “progresistas”, con respecto al resto de su partido, siendo ambos como son de lo más ultraconservador y clasista del Partido Popular.

La última coincidencia entre ambos personajes ha tenido lugar con la entrada en vigor de la Tasa por la prestación de determinados servicios especiales por la Policía Local, aprobada hace algo más de un año (Ordenanza Fiscal Municipal nº 29). Con esta tasa, o mejor dicho “tasazo”, el gobierno municipal que preside De la Torre pretende cobrar por determinados servicios que la Policía Local hasta ahora prestaba gratuitamente, como los ocasionados por eventos deportivos, y festejos de diversa índole, actos culturales, conciertos musicales, concentraciones y manifestaciones, en las que sea requerida la Policía Local, así como el acceso a los atestados que realizan, por ejemplo, con motivo de un accidente de tráfico.

Este “tasazo” de De la Torre, que supone el cobro por la obtención del atestado de la Policía Local, imprescindible para cualquier persona implicada en un accidente para hacer valer sus derechos judicialmente, recuerda claramente al conocido “tasazo judicial” de Ruiz-Gallardón, aprobado también hace algo más de un año, mediante la Ley 10/2012, que establecía unas tasas completamente exageradas por el ejercicio de acciones judiciales en procedimientos civiles, contenciosos-administrativos y laborales.

Ambas medidas, el “tasazo” de De la Torre y el “tasazo judicial” de Ruiz-Gallardón, suponen una exigencia económica previa a toda persona que quiera defender sus derechos e intereses legítimos y, por tanto, una exclusión para acudir a los tribunales de justicia para las personas con pocos recursos. Ambas medidas aumentan la brecha en el acceso a la justicia entre quienes tiene poder adquisitivo y quiénes no. Y la limitación del acceso a la justicia supone no sólo una vulneración del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, sino también una restricción para exigir y hacer efectivos todos los demás derechos.

Algo que es especialmente grave en el actual contexto de descenso del nivel y la calidad de vida de la gran mayoría de la población, que está sufriendo situaciones de desempleo o empleo precario. Con un incremento del gasto de los hogares en impuestos regresivos como el IVA, de servicios básicos como el agua potable y la energía eléctrica, del gasto en medicamentos, por citar algunos, y una disminución progresiva de los ingresos.

Y en este contexto, gracias al “tasazo judicial” de Gallardón, tienen que pagar para defenderse en el juzgado la familia demandada judicialmente por el banco, o las personas estafadas por el banco con las preferentes para reclamar judicialmente. Y en este mismo contexto, en Málaga, y gracias al “tasazo” de De la Torre, una persona con pocos recursos que haya sufrido un accidente de circulación,  tendrá que pagar veinte euros por el atestado de la Policía Local, que es un elemento imprescindible para reclamar o defenderse judicialmente. Si ese coste lo cubren las aseguradoras, no se engañen, habrá que adelantar su pago aunque después nos lo cubran, y terminará repercutiendo en el precio de las pólizas.

Pero no es la única coincidencia entre ambos personajes. Gallardón se ha destacado como ministro de Justicia por preparar el ataque a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres españolas con un proyecto de Ley del Aborto que las retrotrae a la situación jurídica anterior a 1985. También prepara reformas del Código Penal y resto de legislación que suponen la criminalización de la protesta, una vuelta de tuerca más en la represión de los derechos democráticos de la ciudadanía como son los derechos de reunión y manifestación, y el de huelga.

Del mismo modo, el “tasazo” de De la Torre grava con una elevada tasa la realización de eventos que suponen el ejercicio de derechos constitucionales, como manifestaciones o concentraciones reivindicativas, actos culturales, lúdicos y deportivos, y otros eventos sociales que enriquecen la vida ciudadana.

La legislación restrictiva sobre derechos fundamentales que nos amenaza, y la represión en las calles que ya sufrimos, no es casual. Está íntimamente relacionada con la desarticulación del “Estado social” que estamos sufriendo la mayoría, con políticas neoliberales que, según Intermon Oxfam en su informe “Crisis, desigualdad y pobreza”, de continuar “por la senda de la austeridad y los recortes, España llegará a los 18 millones de personas en situación de pobreza en 2.022, un 40% de pobreza en menos de diez años, es decir, dos de cada cinco españoles serían pobres, y el 20% de personas más ricas en España ingresarían 15 veces más que el 20% más pobre”.

El poder económico, y su instrumento el poder ejecutivo, necesitan restringir  derechos y libertades básicos para poder seguir recortando derechos sociales y laborales, y desarticular el débil Estado social existente en España. Y la imposición de tasas para poder acceder a la justicia sirve, además de para recaudar, para disuadir a la población más desfavorecida de defender judicialmente sus derechos e intereses.

Alberto Ruiz-Gallardón y Francisco De la Torre  comparten también un mismo destino: la restricción de los derechos fundamentales acabando con su gratuidad.


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