martes, 6 de noviembre de 2018

CRUCE A NADO DEL ESTRECHO DE GIBRALTAR
20.000 metros solidarios

El pasado sábado conseguimos cumplir el reto solidario y deportivo que nos marcamos hace más de un año: en compañía de Navidad Moreno, Gerardo Barrios y mi compañera del club Aliquindoi Nado, Lina Lara Camacho, cruzamos a nado el Estrecho de Gibraltar en 4 horas y 42 minutos, recorriendo una distancia de 17 kilómetros y 300 metros. El cruce se llevó a cabo con la supervisión y organización de la Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar (ACNEG), y la experiencia y el saber de Antonio, el patrón del barco “Columba” que nos acompañó.

El cruce formaba parte del proyecto "20.000 metros solidarios", que aunaba el reto deportivo con un objetivo solidario a favor de la Fundación cordobesa “Miaoquehago”: recaudar fondos para ayudas para terapia infantil en piscina para los niños y niñas para quienes esta fundación realiza una gran labor. Para este fin se ha conseguido recaudar 20.000 euros, gracias a las aportaciones los patrocinadores del proyecto (SILBON, Grupo Piscis, Mora & Jordano Abogados, Colegio St. George, Coonic, DisOfic, Idún, Grupo Syga, Arte Herrera, De Prado, Citroen Sama, Hospital Quirón, Fundación Unicaja, Grupo Puma y Urbania).

Todo el proyecto ha sido obra de mi amigo y compañero de natación Pedro Mora Jordano, quien finalmente no pudo nadar el estrecho por una lesión de hombro y quien me pidió que lo sustituyera en el empeño, dándome la oportunidad de vivir esta maravillosa experiencia. Pedro ha sido el artífice de todo esto, y sin él nada de esto hubiera sido posible. También causó baja por lesión Carmen Oria, una magnífica compañera y nadadora. Ambos han estado muy presentes en la mente y en el corazón de quienes nadamos y por eso es como si nos hubieran acompañado en el nado.

Tuve la enorme satisfacción de que vinieran en el barco de acompañamiento mi compañera, Agustina Martínez Lumbreras, mi hijo Ángel Zorrilla, mi gran amiga Lola Ruiz Segura, que nos acompañó en Tarifa los dos días, y mi hijo Edu Zorrilla Martínez, que iba en la zodiac atento a darnos el avituallamiento de la forma más eficiente y en el menor tiempo posible, algo muy importante en el estrecho pues cada segundo parado la corriente te desplaza muchos metros que luego hay que recuperar. Muy agradecido también a mi amiga Mertxe Lopez Rueda, que se plantó en Tarifa después de trabajar sólo para comer y celebrarlo con nosotros.

Sinceramente, llegué mucho menos cansado de lo que esperaba y durante todo el trayecto pude disfrutar de cada brazada, haciendo que mereciera la pena la preparación y el entrenamiento de un año entero. Merece la pena el  levantarme cada día a las 5:45 horas para empezar a nadar a las 7:00 horas, completando jornadas de entrenamiento diarias en piscina de dos horas y sobre 5.000 metros, más el nado semanal en la playa, durante todos los meses del año, con los compañeros y compañeras de Aliquindoi Nado (el mejor club de natación en aguas abiertas del mundo). En total calculo haber nadado más de 1.000 kilómetros en el último año,  a razón de unos 20.000-25.000 metros semanales, más los entrenamientos en seco. Con una alimentación muy cuidada y equilibrada, sin probar ni gota de alcohol, ni fritos, ni azúcar, ni refrescos azucarados, ni por supuesto tabaco. Cuidando mucho el descanso. Y es que, a punto de cumplir 50 años dentro de pocos días, debía cuidar cada detalle para la consecución de un reto deportivo muy exigente. Y todo ello compaginándolo con la apretada agenda municipal y política y las obligaciones familiares y domésticas. Pero todo se olvida y merece la pena, cuando te ves nadando en tan magnífica compañía y en ese entorno natural tan impresionante.

En esta preparación, ha tenido un papel muy importante para todo el grupo nuestro entrenador, Guillermo Mediano (Jimmy). Uno de los mejores nadadores que ha dado esta ciudad, olímpico en Sidney, un entrenador magnífico y una persona excepcional. Más allá de la planificación de los entrenos adecuados en cada fase de cara al objetivo, y de las correcciones con las que hemos mejorado nuestra técnica de nado, nos dio consejos de todo tipo muy útiles para nuestra preparación (nutrición, ejercicios en seco, descanso, etc), pero sobre todo nos aportó mucha auto confianza y fe en nuestra capacidad de superación y de lograr nuestro objetivo.

La experiencia de cruzar el Estrecho de Gibraltar es algo impresionante. Este estrecho es uno de los siete en todo el mundo que cruzan los mejores nadadores y nadadoras en aguas abiertas, y si bien no es de los de más distancia sí que tiene su dificultad por las enormes corrientes que lo recorren. Tiene además un encanto y un simbolismo muy especial, pues es el punto de unión entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, y entre dos continentes, África y Europa. No en vano desde la antigüedad ha estado rodeado de un gran misticismo, cuando era el final del mundo conocido para las civilizaciones mediterráneas. 

Salimos a las 7:30 de la mañana, amaneciendo, desde el puerto de Tarifa. Y es un espectáculo impresionante nadar en medio de la inmensidad de esos mares, con África en el horizonte, Europa a la espalda, con grandes buques cruzando por delante y detrás nuestra, y con delfines mulares y calderones cerca nuestra. Aunque a decir verdad, los nadadores y nadadoras no llegamos a verlos, pero sí quienes iban en el barco que nos acompañaba.

Las sensaciones particulares fueron muy buenas, tuvimos un tiempo y unas condiciones marítimas estupendas, y pude disfrutar muchísimo de las casi cinco horas de nado. En cinco horas da tiempo a pensar muchas cosas. Da tiempo a acordarme, uno a uno, de todos mis seres queridos, de los que ya no están y de los que siguen acompañándome en este viaje que es la vida. Da tiempo a pensar también, con sobrecogimiento, en todas esas personas que se lanzan a cruzar ese mismo mar en una frágil patera, en peores circunstancias marítimas y sin ni tan siquiera saber nadar si la embarcación vuelca o zozobra. ¡Qué clase de desesperación deben vivir en su país para asumir ese riesgo, a veces acompañados de sus hijos menores! También tuve en la mente a esos niños y niñas a los que va dirigido el proyecto solidario, que al menos esta aventura no fuera sólo un capricho banal e inútil. 

Pero gran parte del trayecto no piensas en nada en concreto, tan sólo nadar por el puro placer de nadar en ese entorno, acompasando el nado al vaivén de las olas, estirando la brazada para deslizar al máximo y aprovechar la corriente cuando era favorable, o aumentar la frecuencia de las brazadas para remontar cuanto antes la corriente cuando era desfavorable. En fin, sentir ser parte del medio marino, mimetizado con el entorno. Un placer indescriptible y quizás sólo entendible para las personas apasionadas de la natación marina.

En definitiva, más que de la llegada y de la consecución del reto, puedo asegurar que he disfrutado de todo el trayecto, de todo el viaje, incluso de la larga preparación, como recomendaba para el viaje de la vida el célebre poema de Constantin Cavafis, "Viaje a Ítaca":

"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca 
pide que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, lleno de experiencias..."

2 comentarios:

  1. Después de tan detallada descripción solo me queda felicitar la acción de tan noble gesto y envidiar la fortuna de las que fueron testigos.

    Enhorabuena a todas !!!

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