La del Astoria es la
historia de un abandono que comienza, prácticamente, con el gobierno municipal
del PP. En 1997, siendo alcaldesa Celia Villalobos, y concejal de Urbanismo De
la Torre, el gobierno municipal cambió de cultural a residencial el destino
urbanístico del inmueble en el PGOU. En 2004 cerró el cine Astoria, varios años
antes ya lo había hecho el cine Victoria. Baensa, la propietaria del edificio, proyectaba
edificar allí 45 viviendas de lujo y, cuando
tenía ya solicitada la licencia de obras, De la Torre cambió de opinión y, en
el marco de la candidatura a la capitalidad cultural europea, decidió que el Ayuntamiento comprara el edificio para un uso cultural sin definir.
En 2010, el
Ayuntamiento compró el edificio, a precio de residencial de lujo, por casi 21
millones de euros. Casi la mitad del presupuesto anual de inversiones del
Ayuntamiento de Málaga, y casi el doble de lo presupuestado recientemente para
peatonalizar la Alameda, sin saber qué uso cultural le daría a ese suelo.
Primero
intentó sin éxito que se lo quedara Unicaja, que quería construir una sede para
actividades culturales en Málaga.
Después
anunció que un grupo alemán estaba interesado en un proyecto cultural musical.
Posteriormente, antes de las
municipales de 2011, anunció su proyecto de “Museo de los museos”, consistente en un edificio diseñado por un arquitecto de
renombre, previo desembolso de unos 15 ó 20 millones de euros más, para
albergar exposiciones temporales provenientes de los principales museos del
mundo.
Edificio
cultural de la Fundación Caixa Forum, museo de artes escénicas o supermercado
gourmet, pasando por la ampliación de la Casa Natal de Picasso, han sido otros
de los destinos propuestos por De la Torre y fracasados antes de nacer.
Cualquier cosa para justificar tamaño derroche de dinero público, sólo
comparable al del Museo de las Gemas.
Y así hasta
hoy, casi 20 años de abandono y 21 millones de euros, después.
Por eso
resulta sarcástico que, tras la retirada de Banderas de su proyecto para el
Astoria, básicamente por no salirle las cuentas, ni conseguir inversores, al
tener que rebajar plantas y aumentar el suelo de uso cultural, De la Torre
tenga la desvergüenza de acusarnos del abandono del inmueble.
No se
engañen, en esta historia, y desde el principio, hay un solo culpable del
costosísimo abandono del edificio: De la Torre.
(*) Publicado en malagactualidad.es el martes, 23 de mayo de 2017
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