Imagen del centro de Málaga tomada de http://centroantiguomalaga.com de la A.VV. Centro Antiguo Málaga
En los últimos años se viene
produciendo una profunda transformación en los centros de las ciudades, agravada
por el boom de los alojamientos turísticos. Málaga es una de las ciudades en
que más agudamente se manifiesta este fenómeno.
En nuestra ciudad existen
2.600 viviendas turísticas legalizadas, casi la mitad en el centro histórico. Sin
embargo, la cifra real se sitúa en el doble: más de 5.200 pisos turísticos, la
mitad o más ilegales, y muchos de ellos “pisos pateras”, con muchas más plazas
de las deseables. Málaga tiene hoy más plazas en alojamientos turísticos que las
plazas hoteleras existentes.
Las consecuencias del incremento
descontrolado de los alojamientos turísticos, y la masificación en el centro
histórico y otros barrios son muy perniciosas.
Este fenómeno está
contribuyendo a la expulsión de residentes del centro histórico, como consecuencia
de los problemas de convivencia que originan que provocan y del incremento de
los precios del alquiler de la vivienda permanente, por desviarse la oferta de
pisos a alquileres turísticos, mucho más rentables para sus propietarios. Tan
sólo en los últimos veinte años, más de 15.000 personas han abandonado el
centro de la ciudad, con riesgo de que ocurra lo mismo en otros barrios de la
ciudad.
También los comercios
tradicionales de siempre están desapareciendo ante el alza de los precios de
los alquileres y la competencia de las grandes franquicias que homogeneizan
nuestra ciudad con tantas otras, haciéndole perder su singularidad.
También el empleo del sector
hostelero se ve perjudicado por la competencia desleal que suponen los
alojamientos turísticos sin controles de calidad. Y el propio turismo de
calidad, al que aspiramos, se ve progresivamente sustituido por un turismo “low
cost” que en nada beneficia a nuestra ciudad. Véase el ejemplo de Magaluf y
preguntémonos si es a eso lo que deseamos para Málaga.
Pese a los límites competenciales
de las políticas municipales, el ayuntamiento puede y debe hacer mucho más de
lo que hace.
Urge regular esta situación,
limitando el otorgamiento de nuevas licencias en determinadas zonas en función
de la concentración existente, así como gravando fiscalmente, con criterios de
progresividad por superficie y número, las nuevas licencias y estableciendo un
tipo agravado en el IBI a viviendas para uso turístico, no residencial.
(*) Publicado en mi columna "El ala izquierda de la casona", del diario Viva Málaga, el lunes 31 de mayo de 201
Imagen de Magaluf de https://politica.elpais.com
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