Imagen de la Revista El Observador
Hace unos días, operarios de la contrata de Parques y Jardines, por orden
municipal, procedieron a talar un magnolio de gran porte y cincuenta años de
edad situado entre las calles Alcazabilla y Zegrí, en la amplia superficie que
ocupa la terraza de “El Pimpi”. Este hecho ha provocado la indignación y
protesta de las asociaciones vecinales, colectivos sociales y ciudadanía. De
hecho, semanas antes, representantes vecinales habían exigido la conservación
del árbol en la Junta de Distrito.
El gobierno municipal del PP argumenta que el árbol estaba enfermo, pero al
día siguiente de su tala ya había una mesa del citado establecimiento en su
lugar y, a los pocos días, ese magnífico árbol había sido sustituido por una
ridícula palmera, que deja más espacio para mesas y sillas de su terraza.
De nuevo, el gobierno municipal incumple sus propias normas pues, de
acuerdo con el Plan Director de Arbolado, si Parques y Jardines elimina un árbol
debe sustituirlo por otro que dé sombra y no por una palmera. Asimismo, la
ordenanza municipal de Vía Pública prohíbe colocar toldos entre árboles y establece
que las terrazas no pueden condicionar el uso y disfrute público de los árboles.
Este asunto huele bastante mal, por lo que el grupo municipal Málaga para
la Gente hemos exigido ver los informes técnicos que acrediten: que el árbol
estaba enfermo, cuál era el motivo de su enfermedad y si ésta fue provocada,
quién pidió que se talara, y en qué informe se han basado para plantar una
palmera.
La tala del magnolio en la terraza de “El Pimpi” es, además de una
cacicada, el mejor símbolo y ejemplo del modelo de ciudad del PP y de De la
Torre. Una ciudad en la que los espacios públicos no están para el uso y
disfrute de la ciudadanía, sino al servicio de los establecimientos hosteleros.
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