Con el
título de la famosa película dirigida por José Luís Garci podría resumirse el periplo del edificio de los cines Astoria y
Victoria. Para el Diccionario de la RAE,
“periplo” es “Viaje o
recorrido, por lo común con regreso al punto de partida”.
Es lo que
parece haber pasado con la manzana de los cines Astoria y Victoria, tras años de indecisiones y contradicciones del
Alcalde Francisco de la Torre, y tras el despilfarro de más de 20 millones de
euros en su adquisición.
En 2010,
el Alcalde decidió comprar el inmueble por 20 millones de euros. Ese altísimo
precio fue consecuencia de las indecisiones del propio alcalde, que primero
pensó en cambiar el uso de ese espacio, de cultural a residencial, para
permitir a la inmobiliaria que lo había comprado construir viviendas de lujo; y
luego cambió de opinión, y pagó a esa inmobiliaria 20 millones de euros de
nuestro dinero, a precio de suelo para viviendas de lujo, no a precio de uso
cultural.
Desde entonces, y a pesar del
altísimo precio pagado, el Alcalde ha sido incapaz de darle un destino a la
parcela, mientras mareaba a la ciudadanía con falsas promesas, cortinas de
humo, y cuentos varios: ampliación de la Casa natal de Picasso, Caixa-forum,
“Museo de los museos”, y hasta “supermercado gourmet”. Un día apostando por la
rehabilitación de un edificio sin valor arquitectónico, y otro por la
demolición y edificación nueva. Su apuesta consistía en realizar un concurso para una
concesión demanial, ajustado a un pliego de condiciones que garantizara una
propuesta rentable, daba igual cuál fuese el uso a que se destinara. Pero
fracasaba una y otra vez.
En el pleno de enero de 2015 aprobó una
moción de Carlos Hernández Pezzi para convocar un concurso público de ideas
para definir el futuro de la manzana de los antiguos cines, y una moción de
Izquierda Unida para definir antes el uso para dicha manzana.
Posteriormente, el pleno de abril
de 2016 aprobó una moción del grupo municipal Málaga para la Gente para la
celebración de una consulta ciudadana entre las opciones resultantes del
concurso de ideas. La celebración del concurso de ideas, y la posterior
consulta ciudadana, no sólo era la forma más participativa y democrática de
decidir el destino de ese espacio central de la ciudad, sino la única vía para
sacarlo del estado de abandono de demasiados años.
Sin embargo, el alcalde, en
lugar de cumplir los distintos y reiterados acuerdos plenarios, acaba de
anunciar la realización de un concurso de ideas, en el que además se valorará,
por encima de otros criterios, la viabilidad económica del proyecto. Es decir,
se hurta a la ciudadanía la consulta aprobada por el pleno con un
pseudo-concurso, no sobre un proyecto de uso definido, sino sobre el proyecto
más rentable, ya sea un supermercado o un bar con terraza.
Así, tras años de indecisiones y
engaños, volvemos al mismo punto de partida, a la privatización de ese espacio
sin proyecto definido, esta vez avalado por un pretendido “concurso de ideas”
que no es un concurso arquitectónico o urbanístico, sino que se decidirá (por
el equipo de gobierno) lo que sea más rentable.
En definitiva, “Volver a
empezar”, pero después de haber malgastado más de 20 millones de euros de
nuestro dinero.
Publicado en Opinión de la revista digital Málaga Actualidad, el 10 de octubre de 2016.
Publicado en Opinión de la revista digital Málaga Actualidad, el 10 de octubre de 2016.
A mí se me ocurre que se haga plaza y que el resultante se le dé a El Pimpi para que amplíe sus instalaciones. A cambio, que invite a la Corporación Municipal a cenar pescaito frito, que está muy rico y que es un plato típico malagueño.
ResponderEliminarBueno, a la Corporación Municipal... y a los cargos de confianza, que también tienen derecho. Aunque, a lo mejor, no hay suficiente pescaíto para todos.
ResponderEliminarNo le des ideas al alcalde, que le puede gustar y hacerte caso. Por nuestra parte puedo decirte, que nunca, jamás, hemos ido a ninguna invitación al Pimpi, el máximo beneficiario del "Plan Judería" en el que se han invertido millones de euros públicos, lo que hemos denunciado públicamente en numerosas ocasiones.
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