El Juzgado de Instrucción número 3 de la capital, en
funciones de guardia de incidencias, ordenó este lunes la paralización de las
obras de demolición del palacete de los condes de Benahavís, más conocido como el edificio de “La Mundial”, cuando ya habían comenzado los trabajos
preparatorios para su derribo tras conseguir la licencia de obras.
De hecho, ese mismo lunes habían comenzado los trabajos de preparación previos a
la demolición, como la retirada de la rejería del siglo XIX, habiéndose fijado el
domingo 17 de marzo de 2019 como día de la demolición efectiva y total del
inmueble.
La
orden judicial de paralización es consecuencia de la denuncia presentada ante la Fiscalía por un representante de la Plataforma
Salvemos La Mundial.
En dicha denuncia, los defensores del patrimonio solicitaban la paralización
cautelar de la demolición argumentando que la retirada en su día de la protección
del edificio fue un acto administrativo nulo de pleno derecho pues, como ha
declarado el Tribunal Supremo, la descatalogación de edificios protegidos no es
discrecional, sino que tiene un carácter reglado y que la preservación del
patrimonio artístico y cultural no puede quedar a merced de la obtención de un
concreto equipamiento público o privado, por muy necesario que pudiera ser.
Asimismo,
se argumentaba que no se había cumplido la orden de la Dirección General de
Bienes Culturales y Museos de la Junta de Andalucía, de 15 de septiembre de
2016, para que el edificio de “La Mundial” fuese incluido en el Catálogo de
Edificios Protegidos del PEPRI-Centro de Málaga.
En
la denuncia se advertía, además, que si se materializaba la demolición se podría incurrir en un delito de prevaricación por omisión,
y se pedía que se adoptaran medidas cautelares para evitar cualquier acto que
pudiera implicar un deterioro material irreversible del edificio.
La
orden judicial de paralización de la demolición llegó apenas dos días después de que unas 300 personas formaran una cadena humana simbólica
alrededor del edificio, como último y desesperado intento para salvarlo.
También
una semana antes, el 5 de marzo, el pleno de la ciudad había aprobado la moción
de IU-Málaga para la Gente, con los votos de los grupos de la izquierda y el
concejal Gonzalo Sichar, por la que se instaba a iniciar el procedimiento para la inclusión del
Palacete de los Condes de Benahavís en el
catálogo de edificios protegidos del PEPRI Centro e iniciar los trámites para
la revisión de oficio de la licencia de demolición del edificio “La Mundial”.
Quienes
nos oponemos a la demolición de “La Mundial” defendemos la posibilidad de que
Moneo desarrolle su hotel de diez plantas en otro emplazamiento de la ciudad,
pero no dentro del centro histórico, doblando en altura a los edificios de su
entorno y a costa de la desaparición de un edificio de gran valor
arquitectónico e histórico. Realizar una réplica del palacete en
otro lugar de la plaza sólo sería un “pastiche”.
Tras
casi una década de lucha por su conservación, La Mundial se ha convertido en un
símbolo de la defensa del castigado y mermado patrimonio arquitectónico de la
ciudad. Y la movilización para salvar el edificio ha logrado aunar a personas
de todas las ideologías, procedencias sociales y votantes de todos los
partidos.
Es
por ello que los partidos que apoyan la demolición del edificio (PP y Cs)
debieran sopesar que, a poco más de dos meses para las próximas elecciones
municipales, muchos de sus votantes podrán castigarlos en las urnas si se
materializa este crimen contra nuestro patrimonio cultural.
La
orden judicial de paralización cautelar de demolición es una victoria
momentánea, un respiro que nos permite mantener viva la esperanza de conservar
este edificio, símbolo de nuestro patrimonio arquitectónico y memoria viva de
la historia decimonónica de nuestra ciudad.
(Publicado en mi columna "Contra viento y marea", en la revista "El Observador", http://www.revistaelobservador.com, el jueves 14 de marzo de 2019)
No hay comentarios:
Publicar un comentario