jueves, 14 de marzo de 2019

La Mundial: un hilo de esperanza



El Juzgado de Instrucción número 3 de la capital, en funciones de guardia de incidencias, ordenó este lunes la paralización de las obras de demolición del palacete de los condes de Benahavís, más conocido como el edificio de “La Mundial”, cuando ya habían comenzado los trabajos preparatorios para su derribo tras conseguir la licencia de obras.

De hecho, ese mismo lunes habían comenzado los trabajos de preparación previos a la demolición, como la retirada de la rejería del siglo XIX, habiéndose fijado el domingo 17 de marzo de 2019 como día de la demolición efectiva y total del inmueble.

La orden judicial de paralización es consecuencia de la denuncia presentada ante la Fiscalía por un representante de la Plataforma Salvemos La Mundial. En dicha denuncia, los defensores del patrimonio solicitaban la paralización cautelar de la demolición argumentando que la retirada en su día de la protección del edificio fue un acto administrativo nulo de pleno derecho pues, como ha declarado el Tribunal Supremo, la descatalogación de edificios protegidos no es discrecional, sino que tiene un carácter reglado y que la preservación del patrimonio artístico y cultural no puede quedar a merced de la obtención de un concreto equipamiento público o privado, por muy necesario que pudiera ser.

Asimismo, se argumentaba que no se había cumplido la orden de la Dirección General de Bienes Culturales y Museos de la Junta de Andalucía, de 15 de septiembre de 2016, para que el edificio de “La Mundial” fuese incluido en el Catálogo de Edificios Protegidos del PEPRI-Centro de Málaga.

En la denuncia se advertía, además, que si se materializaba la demolición se podría incurrir en un delito de prevaricación por omisión, y se pedía que se adoptaran medidas cautelares para evitar cualquier acto que pudiera implicar un deterioro material irreversible del edificio.

La orden judicial de paralización de la demolición llegó apenas dos días después de que unas 300 personas formaran una cadena humana simbólica alrededor del edificio, como último y desesperado intento para salvarlo.

También una semana antes, el 5 de marzo, el pleno de la ciudad había aprobado la moción de IU-Málaga para la Gente, con los votos de los grupos de la izquierda y el concejal Gonzalo Sichar, por la que se instaba a iniciar el procedimiento para la inclusión del Palacete de los Condes de Benahavís en el catálogo de edificios protegidos del PEPRI Centro e iniciar los trámites para la revisión de oficio de la licencia de demolición del edificio “La Mundial”.

Quienes nos oponemos a la demolición de “La Mundial” defendemos la posibilidad de que Moneo desarrolle su hotel de diez plantas en otro emplazamiento de la ciudad, pero no dentro del centro histórico, doblando en altura a los edificios de su entorno y a costa de la desaparición de un edificio de gran valor arquitectónico e histórico. Realizar una réplica del palacete en otro lugar de la plaza sólo sería un “pastiche”.

Tras casi una década de lucha por su conservación, La Mundial se ha convertido en un símbolo de la defensa del castigado y mermado patrimonio arquitectónico de la ciudad. Y la movilización para salvar el edificio ha logrado aunar a personas de todas las ideologías, procedencias sociales y votantes de todos los partidos.

Es por ello que los partidos que apoyan la demolición del edificio (PP y Cs) debieran sopesar que, a poco más de dos meses para las próximas elecciones municipales, muchos de sus votantes podrán castigarlos en las urnas si se materializa este crimen contra nuestro patrimonio cultural.

La orden judicial de paralización cautelar de demolición es una victoria momentánea, un respiro que nos permite mantener viva la esperanza de conservar este edificio, símbolo de nuestro patrimonio arquitectónico y memoria viva de la historia decimonónica de nuestra ciudad.  


(Publicado en mi columna "Contra viento y marea", en la revista "El Observador", http://www.revistaelobservador.com, el jueves 14 de marzo de 2019)




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