jueves, 25 de abril de 2019

En defensa del pequeño comercio tradicional malagueño


El PP en el Ayuntamiento de Málaga ha contribuido a la destrucción del pequeño comercio. Urgen medidas de apoyo al pequeño comercio tradicional malagueño, y una moratoria a la apertura de nuevas grandes superficies en la ciudad


Tradicionalmente, en las ciudades mediterráneas como la nuestra, los pequeños comercios de proximidad, distribuidos por toda la trama urbana, han satisfecho las necesidades vitales de la ciudadanía, cumpliendo una función económica, social, urbanística e incluso cultural.

Sin embargo, en los últimos tiempos el sector del comercio ha experimentado una profunda transformación, que en Málaga es especialmente notoria.  La proliferación de grandes superficies comerciales, mayormente en zonas periféricas, y comercios franquicias en el centro, han arrasado con el pequeño comercio familiar y especializado y de barrio, forzando una modificación de los hábitos sociales y de consumo.

El comercio tradicional está desapareciendo en Málaga. Cada vez es más difícil hallar un comercio autóctono entre tanta franquicia, bares de copas idénticos, tabernas franquicia y bazares. El número de comercios tradicionales que cierran en Málaga crece a pasos agigantados: la tienda de disfraces Gato Negro, la de deportes Zulaica, o Cartonajes Álamos son algunos de los últimos ejemplos de comercios tradicionales que han cerrado.

Las políticas municipales del PP no son ajenas a esta situación, y no sólo no han apoyado al pequeño comercio, sino que han agravado su situación.

El monocultivo de la hostelería en el centro, y la subida del alquiler de los locales, está expulsando al pequeño comercio al igual que a los vecinos y vecinas. Los fondos de inversión han puesto el foco en la adquisición de locales comerciales en zonas turísticas por su elevada rentabilidad. A más demanda el precio sube, y para los pequeños comercios se hace prácticamente inviable pagar el alquiler. Lo que unido al fin del período transitorio de liberalización de los alquileres de renta antigua está sepultando a muchos comercios históricos.

La burbuja del turismo “low cost” en nuestra ciudad, fomentada por el gobierno municipal del PP, ha perjudicado también al pequeño comercio tradicional. No hace tantos años, el centro histórico era un hervidero de gente a todas horas por su continúa actividad comercial, ahora es un desierto vacío fuera de los horarios de apertura de los establecimientos de restauración y bares de copas.

Por otra parte, la propuesta municipal de extender la Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT), y con ella la libertad de horarios a todo el término municipal y gran parte de año, ha perjudicado al pequeño comercio en beneficio de las grandes superficies comerciales, ya que los pequeños comercios, que ya tienen en la práctica libertad de horarios, son incapaces de competir con las grandes superficies, que se valen de la precarización de las condiciones laborales y jornadas interminables. Y es falso el argumento de que la liberalización de horarios crea empleo. Es más, se ha comprobado lo contrario. Por cada contrato (precario y con bajo salario) que se crea en una gran superficie, se destruyen tres (estables y dignos) en el pequeño comercio tradicional.

Además, casi todos los convenios y planes urbanísticos pendientes prevén grandes superficies comerciales: en Repsol dos grandes centros comerciales; en el rascacielos del puerto una enorme superficie comercial; en La Térmica y Martiricos, sendos centros comerciales; y zócalos comerciales en la antigua Flex y Málaga Wagen.

Es una situación muy preocupante porque el encanto del negocio tradicional se está perdiendo, lo que redunda en la uniformización y en la perdida de las señas de identidad de nuestra ciudad mediterránea y nuestro patrimonio inmaterial.

Urge un Plan de Choque municipal con medidas de apoyo al pequeño comercio, y una moratoria en la implantación de nuevas grandes superficies en Málaga, que instaure cierto equilibrio, defienda el empleo que genera y su papel en la configuración de nuestros barrios y de los hábitos de consumo responsable.

(Publicado en mi columna "Contra viento y marea", de la www.revistaelobservador.com, el 25 de abril de 2019)



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