El taxi, además de un
servicio público, es un medio de vida para muchas familias malagueñas que pagan
aquí sus impuestos. En concreto, en Málaga ciudad hay actualmente 1.435
licencias de taxi.
Con la excusa de la “liberalización”,
las multinacionales de las VTCs están desregulando el sector y enriqueciéndose a
costa de los taxistas y de sus propios trabajadores, a quienes explotan con
jornadas extenuantes y sueldos de miseria.
En Málaga hay ya un
vehículo VTC por cada dos taxis, y en Semana Santa y verano, al desplazarse a
nuestra ciudad decenas de VTCs, casi una VTC por cada taxi. Muy lejos de la proporción
establecida por la normativa, y avalada por el Tribunal Supremo, de una VTC por
cada 30 taxis.
El taxi y los VTCs han
convivido durante muchos años, hasta que las multinacionales de VTCs han
invadido el espacio del taxi haciendo que sus vehículos vayan “a la caza de
clientes” por las calles o a estaciones de buses, trenes o aeropuerto, cuando
legalmente las VTCs sólo pueden prestar el servicio previa contratación y
partiendo desde su base. El Ayuntamiento, a través de la Policía Local, debe
vigilar que se cumple la ley y sancionar las infracciones.
Recientemente,
la propuesta de Adelante Andalucía para regular las VTCs en Andalucía y
defender al taxi fue rechazada en el Parlamento Andaluz por los votos contrarios
del PP, Cs y Vox. Irónico que quienes presumen de defender España, favorezcan a
multinacionales que tributan en paraísos fiscales y empobrezcan a miles de autónomos
que pagan aquí sus impuestos.
Los taxistas
no aguantan más tanta injusticia e ilegalidades y advierten de nuevas
movilizaciones si las administraciones no toman medidas. Nadie quiere que esta
Semana Santa se vea afectada por un conflicto en el sector. Sólo el gobierno
municipal y el gobierno andaluz pueden evitarlo garantizando que las VTCs
cumplan las normas laborales y de transporte.
(Publicado en mi columna "El ala izquierda de la casona", del diario Viva Málaga, el lunes 8 de abril de 2019)
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