domingo, 28 de abril de 2013

El cottolengo se queda en Málaga. Con las voluntarias y voluntarios, se puede


El cottolengo es una institución benéfica ubicada en El Bulto, que lleva prestando una importante labor social en Málada desde hace 47 años. Fue fundado en 1965, por el las monjas del Sagrado Corazón de Jesús, con objeto de atender a los numerosos niños y niñas afectados por la poliomelitis en aquella época, sobre unos terrenos cedidos gratuitamente por el Ayuntamiento de Málaga para un uso social y benéfico, y construido por dicha congregación gracias a las donaciones de los malagueños y malagueñas.

Desde entonces, y durante todos estos años, esta institución ha venido atendiendo  a cientos de personas con distintos perfiles, personas discapacitadas, mayores, menores, etc., gracias al trabajo voluntario de las monjas y de cientos de personas durante varias generaciones.

En la actualidad, el centro atiende a unas treinta personas, y funciona con dos monjas y un centenar de voluntarias y voluntarios, y gracias a las donaciones ciudadanas de empresas, cofradías, otras entidades públicas y privadas, y cientos de personas.

En las últimas semanas, se ha conocido la decisión de la congregación del Sagrado Corazón de Jesús de cerrar la el cottolengo en Málaga, según dicen por falta de vocaciones, donar el edificio al Obispado de Málaga, y trasladar a las personas internas a otras casas (Granada, Albacete, Bilbao, etc.). De hecho, en estas últimas semanas han trasladado ya a unas veinte personas.

Sin embargo, el centro es autosuficiente económicamente, gracias a las donaciones, y funciona gracias al trabajo de un centenar de voluntarias y voluntarios, por lo que no es cierto que no pueda funcionar por tener solo dos monjas. De hecho, su directora, Sor María Isabel, apoyada por el centenar de voluntarias y voluntarios, ha planteado un proyecto al Obispado que permitiría que la casa continuara funcionando de manera independiente de la congregación, gestionada por una asociación de voluntarias y voluntarios. Además han recogido y entregado al Obispado centenares de firmas en apoyo de esta propuesta.

La respuesta del Obispado ha sido rechazar esta propuesta, alegando que sin la congregación “el centro no tendría sentido”, y anunciando mediante una nota de prensa que se estudiarán distintas opciones para el edificio.

A nadie se le escapa que la pastilla de terreno en la que se ubica el cottolengo se ha vuelto muy “golosa”, pues es la única libre en el paseo marítimo Antonio Machado en primera línea frente al mar.

Ha de recordarse, que ya en 1997 cuando se aprobó el anterior PGOU, el equipo de gobierno del PP, entonces sin mayoría absoluta, con Celia Villalobos como Alcaldesa y Francisco de la Torre como concejal-delegado de Urbanismo, ya intentó modificar la calificación de esa pastilla de terreno a residencial, y que fue entonces el grupo municipal de IZQUIERDA UNIDA quien presentó la enmienda, que fue aceptada, para que siguiera teniendo un destino social en el ordenamiento.

Ahora, de nuevo, parece que el Obispado se ha fijado en esa parcela, pasando por alto la importante labor social que allí se realiza. Pero claro, para que esa parcela pueda ser rentabilizada económicamente, sería necesaria una modificación de la calificación en el planeamiento, de social a residencial, y para ello es necesario antes dejar vacío y sin funcionamiento el edificio.

Es necesario señalar que los durísimos recortes del gobierno central en materia de dependencia, que solo en Málaga ha sido de 28 millones de euros, suponen la destrucción directa de 400 empleos de trabajadores y trabajadoras sociales, y auxiliares de geriátricos, en la provincia (según los cálculos de la Asociación Española de Directores y Gerentes de Servicios Sociales.

Por ello, el hecho de que nuestra ciudad pierda un centro de atención social a personas dependientes es siempre una mala noticia, pero más aún en los tiempos actuales de recortes brutales en atención social y dependencia, y ello independientemente de que el centro sea gestionado por las monjas de la congregación o, como sería posible y deseable hoy, por la asociación de personas voluntarias.

Por todo esto, desde el grupo municipal de IZQUIERDA UNIDA en Málaga ciudad hemos presentado al Pleno del Ayuntamiento del día 29 de abril una moción pidiendo al equipo de gobierno municipal que medie con el Obispado para conseguir que se mantenga el cottolengo y la labor social que se realiza en el mismo. Creemos que el Alcalde debe actuar decididamente ante el Obispado y la congregación, ya que los terrenos fueron cedidos por el Ayuntamiento para ese uso social, no para que con el paso de los años nadie haga un negocio con ellos, y porque esa institución está ligada a la ciudad, y varias generaciones de personas usuarias, y de malagueñas y malagueños que con su trabajo voluntario o donaciones lo han mantenido funcionando y realizando una labor social excepcional.

El Obispado debe saber que la ciudad entera, con su Ayuntamiento a la cabeza, no va a permitir que se cierre el cottolengo. Y enfrentarse con la movilización de las voluntarias y voluntarios, y con la opinión mayoritaria malagueña es algo que no le interesa lo más mínimo.


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